Menú de verano: ideas para comer y beber

Es tiempo de asados con tinto de verano, clericó, cócteles frutales y pescados con cerveza de trigo. 

Asado a prueba de calor

En verano, bastante sufre el asador como para recompensarlo con algo más que un aplauso. Nada mejor que calmar su fuego con un vino helado. Sí, fanáticos del tinto, no hace falta que se tomen un receso estival para acompañar su bife de chorizo, pueden seguir bebiéndolo en su versión más cool: tinto de verano.

En España, cuando llega el calor, no dejan de tomar vino tinto, simplemente tienen un secreto para hacerlo más refrescante: mezclarlo con un toque de gaseosa helada.

Se dice que esta idea nació en los años ‘20 en el sur de la península ibérica, una tarde en que las asfixiantes temperaturas de Córdoba agudizaron el ingenio de un tal Antonio Vargas que mitigaba los sudores de su clientela sirviendo el vino de la casa mezclado con sifón.

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Es el cubata (en criollo, bebida mezclada) más antiguo de España, que en los ’60, en pleno despertar del turismo en el país, se convirtió en referente de la juventud y la modernidad: servido en una copa balón con una rodaja de limón o naranja más unas gotas de vermú, era el cóctel perfecto del cine y la televisión. Una bebida popular que después tuvo su propia película: Tinto de verano se estrenó en 2010.

Aunque la receta original del verdadero tinto de verano es vino y soda en partes iguales, una buena variante es prepararlo con un tercio de refresco de limón. Atención: para sumar esta cuota cítrica, el vino no debe ser muy ácido.

¿Cómo hacerlo en casa? Antes que nada, hay que desmitificar que el tinto de verano puede llevar cualquier vino. Un tinto joven o de crianza mínima con un precio accesible es la mejor opción. Para una edición argenta, nos inclinamos por el malbec Rebelión Malbec, un ejemplar de la región de Gualtallary que aportará su aroma a frutos rojos y especias. De suaves taninos y cuerpo medio, ofrece un final con sabores de mora y ciruelas.

Dos tips indispensables: vaso ancho (nunca de trago largo) y mucho hielo.

Una golondrina no hace verano, un clericó sí

Un blanco de Valle de Uco es la base perfecta para elaborar otro clásico de la temporada: el clericó. Infaltable para acompañar los cornalitos en la playa y una paella de mariscos que nos podemos dar el lujo de cocinar cuando nos vamos de vacaciones al mar.

La propuesta es lavar la mala imagen que tiene el clericó con el respeto por la calidad de los ingredientes. Si a eso le sumamos una pizca de creatividad y cuidado en la preparación, el éxito de la jarra está garantizado. Parte del gran encanto del clericó es su presentación: concebida especialmente para compartir.

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El primer paso es dejar atrás las frutas de lata y el exceso de azúcar. Para reinventar el clericó se puede trabajar con pulpa de maracuyá, rodajas de lima y pomelo más hojas aromáticas como menta y albahaca.

Fundamental el vino. Acordeón es un 100% chardonnay que nace de uvas cosechadas a mano. Después de un paso de cuatro meses por duelas de roble francés se complementa con un 5% de vino añejado. De color verde claro y reflejos dorados, con perfume a manzana verde y un toque de vainilla, es tan ligero como todo lo que añoramos en estos días.

Happy hour en la pileta

Hace unos años que los cocktails empezaron a servirse en recipientes inusuales. Primero fueron los frascos, después, los cacharros. Estos envases del metal son ideales para el verano. Primero, porque conservan muy bien el frío, segundo porque se pueden llevar a todas partes: son mucho más aptos para una pool party que un vaso de vidrio.

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La coctelería también tiene sus propias modas. El apogeo de los bares que homenajean a los speakeasy de la época de la ley seca en Estados Unidos nos recuerda que en ese entonces el alcohol se traficaba y se bebía en tazas o en la vajilla que se tuviera a mano y que fuera fácil de transportar.

Claro que este recurso no vale para un Manhattan o un Negroni (cada cual tiene su copa), pero sí para los grandes amigos del verano, como el daiquiri. En Bevybar tenemos la mayor variedad en ron, desde un Blanco Barceló hasta un añejo Flor de Caña 18 años. Para batirlo, utilizá siempre frutas de estación. Las frutillas y el ananá son de las más versátiles, el mango también funciona muy bien a la hora de mezclarse con bebidas alcohólicas. El toque más original: la palta, dará un cóctel cremoso.

Con cielo despejado, un porrón de cerveza cloudy

oettinger-weissbier-1000x2048_grandeDoradas, aromáticas y especiadas, las cervezas de trigo maridan muy bien con las comidas ligeras del verano. De ensaladas y delicias vegetarianas a una picada con gruyere y daditos de queso de cabra al orégano. La dupla infalible es con los platos cítricos, como un pescado frito con limón.

¿Nuestra recomendada? Oettinger Hefeweissbier. Naturalmente turbia, es una cerveza de alta fermentación que se caracteriza por su refrescancia y un contenido de dióxido de carbono elevado que le otorga una muy buena espuma.

El sushi con champagne ya fue. Ahora es sashimi de trucha con una Patagonia Weisse.

 

 

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